In Gratitude / EN GRATITUD

By/por Michelle Poff

En Español Abajo

One of my favorite Italian expressions, always useful to keep in mind particularly in Latin America, is “fra dire e fare c’é un mezzo mare”: “between saying and doing there’s half a sea.” So rather than telling you all about the benefits of gratitude, I will take this opportunity to show you.

What follows is a mindfulness meditation developed by the Venerable Zen Master Thich Nhat Hanh. Ideally you’ll want your eyes closed for this, though you can’t read with your eyes closed, so maybe record it for yourself or have someone read it for you.

Meditation Begins

Take a slow, deep breath. Then another. And another.

Bring your attention to your feet. Thank you, my feet. I love you. Thank you for being strong for me all the time. You take me everywhere I want to go. You allow me to walk, to hike, to run, to surf, to play, and to kick in the water. Thank you my toes and my ankles. You make mobility possible for me. Thank you.

Thank you my legs. I love you, my legs. Thank you for making mobility possible for me. Without you, I could not go where I want to go or do what I want to do. Thank you, my legs.

Thank you, my hips. I love you, my hips. You connect my legs, help me sit, help me walk and move, and provide protection for my precious organs. Thank you, my hips.

Thank you, my reproductive organs. I love you. My glands help my body stay balanced and strong. Thank you for being there and helping me with life. Thank you.

Thank you, my intestines. I love you. You process everything I put into my mouth, good and bad, solid and liquid, using what you can, pushing the waste through. Thank you, my intestines.

Thank you, my liver. I love you. You are my body’s filter, and I am not always easy on you. Thank you for working so hard to keep me healthy and alive. Thank you, my liver.

Thank you, my kidneys. I love you. You are another filter for all I give to my body, and I need you. Thank you for your endless work to keep me strong and healthy. Thank you, my kidneys.

Thank you, my stomach. I love you, my stomach. You have just the right balance of everything to process all of the things I give you to process. Thank you my stomach! Without you, I would not be able to live. Thank you, my stomach.

Thank you, my heart. I love you, my heart! You keep me alive and going strong. I know I don’t always take the best care of you, but you are loyal to me anyway. Thank you, my heart. I love you.

Thank you, my lungs. I love you, my lungs. With you, I breathe healthy air and infuse my body with oxygen and life. I expel toxins. I need you, my lungs. Thank you for always performing for me, no matter what. I love you, my lungs.

Thank you, my rib cage. You protect my vital organs and help keep me alive and safe. I would be much more vulnerable without you. Thank you for being there to protect me and keep me safe. I love you, my rib cage. Thank you.

Thank you, my entire musculoskeletal system. I love you. You make it possible for me to move, to stand, and to have a form. Without you, I could not. Thank you.

Thank you, my blood. I love you, my blood. You push oxygen through my arteries and keep my body alive and healthy. I could not live without you, my blood. Thank you.

Thank you, my brain. I love you. You are the control center for my entire life. I could not be alive without you. I know I may not always take the best care of you, but I love you and I am so very grateful for you. Thank you, my brain!

Meditation Ends

Feel free to add more as you feel it. There is SO MUCH to be thankful for, just in our bodies alone. Eyes, ears, mouths, opposable thumbs… the list goes on.

When you finish there, if your heart is not yet swelling with gratitude, look at the smallest things in your life, and give thanks. Your bed, which is so comfortable. Your pillow, which helps you sleep peacefully. Your floors, which protect you from bare earth and keep you warm and cool, protected. Your roof. Your home. Your clothing. Your shower. Your bathroom door. Your vehicle. Your home. Sunshine. Rain. Oceans. Waterfalls. Friends. Neighbors. Pets. Family. Good times. Good people. Hard times. Learning. Health. Wealth. Food. Water. Hammocks. Surfboards. Shoes.

The list is endless. Truly. Notice how you feel at the end of one of these sessions compared with at the beginning. And give gratitude for the change.

Dr. Michele Poff is a professional writer and editor, living in the Central Coast area. She can be reached through www.accomplishcomm.com.

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EN GRATITUD

por Michelle Poff

na de mis expresiones italianas favoritas, que siempre es útil tener presente, sobre todo en Latinoamérica, es “fra dire e fare c’é un mezzo mare”: “entre el decir y el hacer hay medio mar”. Así que, en lugar de contarles todos los beneficios de la gratitud, aprovecharé esta oportunidad para mostrarla.

A continuación, les presento una meditación de conciencia plena, desarrollada por el venerable maestro zen Thich Nhat Hanh. Lo ideal es tener los ojos cerrados, aunque no puedan leer con los ojos cerrados, tal vez puedan grabarla o pedirle a alguien que la lea.

Comienza la meditación

Respira lenta y profundamente. Luego otra. Y otra.

Dirija su atención a sus pies. Gracias, mis pies. Los amo. Gracias por estar fuertes todo el tiempo para mí. Me llevan a donde quiero ir. Me permiten caminar, hacer senderismo, correr, surfear, jugar y patalear en el agua. Gracias, mis dedos de los pies y mis tobillos. Hacen posible mi movilidad. Gracias.

Gracias, piernas mías. Las amo, piernas. Gracias por hacer posible mi movilidad. Sin ustedes no podría ir adonde quiero, ni hacer lo que quiero. Gracias, piernas.

Gracias a mis caderas. Las amo, caderas. Conectan mis piernas, me ayudan a sentarme, a caminar y moverme, y protegen mis preciados órganos. Gracias, caderas.

Gracias, órganos reproductivos míos. Los amo. Mis glándulas ayudan a mi cuerpo a mantenerse equilibrado y fuerte. Gracias por estar ahí y ayudarme con la vida. Gracias.

Gracias a mis intestinos. Los amo. Procesan todo lo que me llevo a la boca, bueno y malo, sólido y líquido, usando lo que pueden, eliminando los desechos. Gracias, intestinos.

Gracias, hígado mío. Te amo. Eres el filtro de mi cuerpo, y no siempre soy indulgente contigo. Gracias por trabajar tan duro para mantenerme sana y viva. Gracias, hígado. Gracias a mis riñones. Los amo. Son otro filtro para todo lo que le doy a mi cuerpo, y los necesito. Gracias por su incansable trabajo para mantenerme fuerte y saludable. Gracias, riñones.

Gracias, estómago. Te amo, estómago. Tienes el equilibrio perfecto para procesar todo lo que te mando. ¡Gracias, estómago! Sin ti, no podría vivir. Gracias, estómago.

Gracias, a mi corazón. ¡Te amo, corazón! Me mantienes viva y fuerte. Sé que no siempre te doy el mejor cuidado, y aun así me eres leal. Gracias, corazón. Te amo.

Gracias, pulmones míos. Te amo, pulmones. Con ustedes, respiro aire sano e infundo mi cuerpo de oxígeno y vida. Expulso toxinas. Te necesito, pulmones. Gracias por siempre estar a mi lado, pase lo que pase. Los amo, pulmones.

Gracias, caja torácica. Proteges mis órganos vitales y me ayudas a mantenerme viva y a salvo. Sería mucho más vulnerable sin ti. Gracias por estar ahí para protegerme y mantenerme a salvo. Te amo, mi caja torácica. Gracias.

Gracias, todo mi sistema musculoesquelético. Te amo. Haces posible que me mueva, me mantenga de pie y tenga forma. Sin ti, no podría hacer ninguna de estas cosas. Gracias.

Gracias, sangre mía. Te amo, mi sangre. Impulsas el oxígeno a través de mis arterias y mantienes mi cuerpo vivo y sano. No podría vivir sin ti, gracias.

Gracias, mi cerebro. Te amo. Eres el centro de control de toda mi vida. No estaría viva sin ti. Sé que no siempre te cuido lo mejor posible, pero te amo y te estoy muy agradecida. ¡Gracias, mi cerebro!

Fin de la meditación

Estás en libertad de agregar más según sientas. Hay MUCHO por qué estar agradecidos, solo nuestros cuerpos. Ojos, oídos, bocas, pulgares opuestos… la lista continúa.

Si cuando terminas, tu corazón aún no se llena de gratitud, observa las cosas más pequeñas de tu vida y da gracias. Tu cama, que es tan cómoda. Tu almohada, que te ayuda a dormir plácidamente. Tu suelo, que te protege de la tierra desnuda y te mantiene caliente y fresco, protegido. Tu techo. Tu casa. Tu ropa. Tu ducha. La puerta de tu baño. Tu vehículo. Tu hogar. El sol. La lluvia. Los océanos. Las cascadas de agua. Los amigos. Los vecinos. Las mascotas. La familia. Los buenos momentos. La buena gente. Los momentos difíciles. El aprendizaje. La salud. La riqueza. La comida. El agua. Las hamacas. Las tablas de surf. Los zapatos.

La lista es interminable. De verdad.

Al final de cada session observa cómo te sientes en comparación con el principio. Y agradece el cambio.

La Dra. Michele Poff es escritora y editora profesional y reside en el Pacífico Central. Puedes contactarla a través de www.accomplishcomm.com.