Amor y Refugio
- karenleehall
- Sep 7
- 5 min read
Updated: Oct 2

La historia de Casa Amor
por Harry Padilla Chinchilla
Casa de Amor es un albergue para personas de la calle con diversos problemas de trastornos asociados al abuso de sustancias psicoactivas, vulnerabilidad y extrema pobreza. Está dirigido por Jimmy Vargas Fernández con la ayuda de varios voluntarios y líderes de programa. Su supervivencia depende, en parte, del apoyo de iglesias como Casa de Pan, Beach Church Manuel Antonio, la Iglesia Horizonte en Jacó y Quepos Ministries Inc., así como de benefactores comunitarios, Campo Ferial y Máximo Nivel.
Casa de Amor se fundó en 2006 con la Asociación de Esfuerzos Humanitarios de Quepos, la Iglesia Católica y otras organizaciones locales como respuesta a la crisis del Antiguo Cementerio de Quepos, donde había una gran población de personas con trastornos asociados al abuso de sustancias psicoactivas de diversas nacionalidades. Jimmy trabajaba para el Programa Maná en San José cuandorecibieron una llamada de Kim Stewart y la Asociación de Esfuerzos Humanitarios de Quepos con la misión de abrir un programa. Buscaban a alguien para dirigir el nuevo programa. Jimmy aceptó el trabajo, conoció la zona y se enamoró de ella. Casa de Amor estuvo originalmente en el Barrio El Tajo hasta hace cuatro años, cuando un desastre natural les obligó a reubicar a 28 residentes. Fue todo un reto debido a las características de las personas atendidas. Sin embargo, lograron mudarse con éxito a Calle Morales, al edificio de Hogares Crea, que llevaba ocho años abandonado y se había convertido en una casa trampa (un lugar de consumo de estupefacientes). Con donaciones y ayuda de algunos amigos, pagaron los servicios públicos, en ese momento hicieron reparaciones al edificio y aún hoy continúan realizándolas, que alquilaron a Hogares Crea. A principios de junio, Hogares Crea cerró sus operaciones en Costa Rica, dejando varados a 120 residentes que recibían terapia y tuvieron que ser reubicados en Casa de Amor y otras instituciones hermanas. Catorce centros de este tipo han cerrado en los últimos cinco años.
El Programa Casa de Amor
Según Jimmy, el proceso es el siguiente: “Normalmente recibimos a personas habitantes de calle con trastornos asociados al abuso de sustancias psicoactivas, vulnerabilidad y extrema pobreza. El programa tiene una duración de seis meses y se divide en tres etapas. Primera: desintoxicación; generalmente, la persona viene de la calle con problemas de drogadicción. Comenzamos con terapia de grupo y consejería, además de alojamiento, comida y ropa. Etapa intermedia: atención médica, farmacología, atención en el C.A.I. (Centro de Atención Integral, Ministerio de Salud), Centro de Salud EBAIS (Equipos Básicos de Atención Integral en Salud), etc. En la etapa final, después del cuarto mes, les ayudamos con un plan de vida; salen a buscar trabajo, aunque vivan en el centro”.
La población de Casa de Amor es masculina, mayor de 18 años. Se prioriza a las personas de Quepos, pero también hay personas de Parrita, Jacó, Puntarenas, Uvita y Pérez Zeledón. Reciéntemente llegó un hombre de Limón, problemático en la zona de Quepos y, tras salir de prisión, vino a la Casa para comenzar el programa. La mayoría viene con un deseo personal de cambio: un techo, comida, ropa y una cama donde dormir. Jimmy enfatiza que el enfoque del programa siempre estará en la persona y sus necesidades, y que esto varía ligeramente de persona a persona. Cuando un hombre busca asistir al programa, una entrevista de admisión le permite a Jimmy determinar el tipo de ayuda que necesita. Algunos vienen solo para terapia ambulatoria compartida con el grupo.
“Una vez que un residente de Casa lleva cuatro o cinco meses en el programa, puede convertirse en líder de campo”, explica Jimmy. “Si demuestra tener las habilidades y características [de un líder], lo capacito personalmente para que nos ayude con los demás residentes del programa y completen las horas de terapia. Un operador es alguien que completa el programa, toma cursos en el IAFA y puede participar en un programa similar en otro lugar. En Casa de Amor, también tenemos un grupo de NA (Narcóticos Anónimos) y nos apoyamos en el grupo comunitario de NA. Nos apoyamos en los servicios de salud del estado que podamos gestionar”.
La historia de Jimmy
Jimmy relató su historia y cómo se interesó en este trabajo. “En San José, tras experimentar personalmente un problema de abuso de sustancias, llegué al programa Maná. En ese momento, fui recibido por Alejandro Marín. Seguí el programa y, como resultado, logré reconciliarme con mi familia. Me gradué en 2001. A través del mismo programa Maná, me permitieron capacitarme y estudiar. Soy beneficiario de estos programas, y por eso creo firmemente en este proceso. Me impulsó personalmente a crear y desarrollarme”. Y es por eso que insiste en mantener el albergue con igualdad y unidad familiar. “El hecho de que seamos iguales nos lleva a promover una mayor convicción de recuperación”, explica Jimmy. “Esta es mi motivación: que todos los ingresados tengan la oportunidad de ser escuchados, atendidos, evaluados y recibir la mejor orientación posible. Nadie está obligado a cortarse el cabello, no hay terapias de confrontación. Siempre con énfasis en los derechos humanos. Siempre evitando la estigmatización”. Desde la perspectiva y la experiencia de Jimmy, no todos los consumidores de drogas cometen un delito, ni todos los delincuentes consumen drogas. Es plenamente consciente del estigma asociado a las personas sin hogar. "Nosotros realizamos un trabajo gratuitamente para la comunidad, uno que nadie quiere hacer, y lo hacemos sin la ayuda del gobierno local".
"La salud es asunto de todos. La sociedad quiere eliminar a la persona sin hogar que huele mal, sin importar el origen, la persona que perdió el control de su vida por su
dependencia de las drogas, por su agotamiento físico y emocional, que terminó siendo un extraño, pero no pierde su condición de humanidad. Cuando alguien empieza de cero, es un ser humano que se da una oportunidad. Y si termina cometiendo un error, es parte de la recuperación. Para mí, si uno logra salir adelante y los demás residentes del albergue la están pulseando, vale la pena el esfuerzo".
Actualmente, este tipo de plan/proyecto no cuenta con mucho apoyo. La situación económica del centro es adversa, sobre todo desde Diciembre. La educación es crucial para fomentar la comprensión de que esto es una enfermedad; sin embargo, Jimmy dice que muchas personas ven los trastornos del abuso a sustancias psicoactivas y habitar la calle como una debilidad, falta de fuerza de voluntad. Jimmy nos cuenta: “Si alguien pasa por un proceso de desintoxicación, completando el programa de seis meses, solo para recaer unos días después, para un inversionista, es una pérdida de tiempo. Para mí, es parte del proceso, la transición personal. Casa de Amor apoya a sus residentes durante su enfermedad. No estamos inventando el agua tibia, ni decimos que esto cura o salva. Decimos: ¡Este es el camino, camarada! Somos lo más parecido a un compañero de viaje; este plan me funcionó, déjame ser tu ejemplo”.
Hay muchas historias de éxito. Varias personas han pasado por el centro, completado el programa y ahora están integradas en la comunidad: como guías turísticos, personal de cocina, etc. Hay un caso de un estadounidense que llegó indocumentado, como persona sin hogar, desde Jacó. Lidió con todo el proceso durante un año. Recibió apoyo integral: ropa, calzado, comida y su estatus migratorio. Hoy, esta persona trabaja en un proyecto similar al nuestro, desde una iglesia, ayudando a personas en situación de calle.
Casa de Amor acepta donaciones de todo tipo. Por favor, contáctelos en:
Quepos Ministries Inc. por PayPal. O directamente en Casa de Amor, en Calle Morales, Paquita. Quepos.




Comments